La prensa obrera hoy no existe como tal. Acabó cuando los partidos políticos se entrometieron en el ideal de lucha de la clase obrera por la reivindicación de la hegemonia del poder popular.
Quisimos creer que se patentaba a través de los actuales sindicatos, pero no podemos establecer un modelo de prensa dirigido a la clase trabajadora, sino que pequeños actores sociales que buscan informar a través de boletines mensuales, incluso electrónicos, su realidad diaria que está lejos de retratar la élite duopólica de la prensa en nuestro país. No podemos hablar de un movimiento como a principios del siglo XX, sólo trabajadores ilustrados que siguen los pasos de aquellos que abrieron camino en la batalla de las ideas, desligados muchas veces de los partidos políticos.
Esa es la realidad de nuestro país, el sistema duopólico de la empresa periodística, junto con la clase dirigencial de esta larga y angosta faja de tierra no dan cabida a la difusión de la idea de un cambio estructural al modelo hegemónico, necesario en nuestra sociedad que permanece cegada ante reformas maquilladas y palabras bonitas sobre democracia e igualdad, los cuales no son más que comunicados de burgueses a burgueses que no representan en ningun modo a los trabajadores, sustento de este país. Creemos firmemente en el obrero y en la reivindicación de los espacios de difusión que poseía en la época de la Cuestión social, creemos que el actual trabajador, cegado por la maquinización del actual sistema imperante y la superficialidad de la sociedad chilena, se está durmiendo en los laureles, pero así como unos duermen, otros se toman los espacios y a través de páginas web, blogs u otros medios de comunicación masivos enfrentan el cruel yugo del financiamiento, verdugo de la Prensa Obrera y otros periódicos de resistencia.
Es imposible que las palabras de insignes personajes como Recabarren, Escobar y Carvallo, Olea y Espinoza nos sean indiferentes, como estudiantes de periodismo y futuras trabajadoras no podemos seguir perpetuando un modelo de hacer prensa que no se preocupa del trasfondo, que deja de lado esos bonitos ideales de la Ilustración para dar paso a una industria maquinisista y bastante superficial, basada en el éxito económico y no en el rol educativo.
Talvés, desear un modelo de prensa educativa y que retrate la realidad del trabajador constituye una utopía, pero creemos con convicción que no es así, puesto que personajes con menos recursos lograron instaurar un modelo que quiere con ansias perpetuarse, pero que sólo se retrata como pinceladas de su antecesor.
Me quedo con una consigna antigua, pero que retrata a la perfección el ideal que siguieron los próceres de la Prensa Obrera y muchos otros luchadores de la causa social: Seamos Realistas, Hagamos lo Imposible.
1 comentario:
la prensa obrera es sumamente necesaria para una sociedad moderna y justa. ¿De que otra manera los trabajadores se podrían organizar para defender y cuidar sus derechos?. Es de vital importancia que toda sociedad democrática tenga y promueva la prensa obrera, es ilógico que un país que se dice gobernado por socialistas o socialdemócratas(como quiera llamársele), no incentiven esta clase de ideas en su población trabajodora, que es la base de una sociedad, y los que a fin de cuentas sostienen la economía y la vida en sociedad.
Raúl Henríquez
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