Es común escuchar el nombre de Recabarren, insigne representante en la difusión del movimiento obrero, al mencionar la prensa de 1900 en adelante, pero la historia le da la espalda a gloriosos nombres como lo son Escobar y Carvallo, Luis Olea o Magno Espinosa, fundadores de la corriente libertaria en nuestro país. Ellos, sumidos en la fuerte convicción de un necesario cambio estructural en la sociedad, decidieron traspasar sus conocimientos de “La Idea”; el Anarquismo que ve sus albores en los círculos europeos, a la clase asalariada que no poseía acceso a material de instrucción alguno, a través de boletines, los cuales más tarde se transformarían en periódicos de entrega gratuita que seguían las mismas condiciones de difusión de cualquier otro periódico obrero.
La Tromba, primer periódico ácrata descrito por Olea, Espinoza y Escobar y Carvallo como “semanario de Sociología, Ciencias, Arte, Socialismo, Variedades y Actualidad”, vio la luz en marzo de 1898. Éste periódico, marcó el camino para la conformación de otros entes de difusión anarquista, tales como El Rebelde de una línea mucho más directa y clara; su objetivo era preparar el terreno en el que se libraría “la gran lucha de rebelión”. “…El Rebelde nace a calor de tu alborada, con la pluma en una mano y la tea revolucionaria en la otra, saludando al mundo pensador, a los oprimidos y explotados, a quienes traerá su redención. […]”.
Rápidamente, el circulo anarquista encontró refugio en ciudades como Valparaíso, cabe destacar que la Huelga Marítima de 1903 era de una connotada tendencia libertaria, entre los líderes se encontraba Magno Espinoza, presidente de la Sociedad de Empleados de Vapores, quien encontró refugio en el Puerto a la persecución policial de la cual fueron objeto dirigentes ácratas por organizar manifestaciones contrarias a las autoridades de la época.
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