La plebe
de víctimas vengadoras, blandiendo el augusto puñal en sus manos,
pasaban las hordas en busca de nuevas auroras!
Llevaban un rojo sudor en sus pálidas frentes,
y rayos de ira en las torvas pupilas.
Y cual tropa de errantes serpientes
cruzaban las verdes llanuras tranquilas.
Cubierta de harapos roídos...
marchaba la fuerte legión de los bravos.
Era la revancha de los vencidos
al son de la Marsellesa de los esclavos!
Y lanzaban los parias
clamores de niños y aullidos de fiera!
parecían las huestes proletarias
una tribu nómade y guerrera...
Y marchaban hambrientos y descalzos
a la conquista del Bien Común,
a su paso rompiendo cadenas y cadalsos,
como barre el desierto el Simún!...
Al cinto la hoz, y la enorme cuchilla
del arado al hombro...
seguían a marcha forzada los hijos de la villa,
haciendo a su paso escombro
los templos, palacios y muros
de la alta ciudad imperial.
Eran los harapientos, gigantes futuros
que al pie de la Bastilla,
marcando con sangre el camino,
mostraban su trauectoria
como un destino...
a los oscuros
caminantes de la Historia!...
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