Al hablar de prensa obrera, es común que surjan, muchas interrogantes al respecto. Pero las respuestas a la mayoría de ellas se resumen, en que ésta fue un movimiento formativo, educativo y representativo de los obreros, demócratas, anarquistas, socialistas y comunistas que surgió alrededor de 1880 y se extendió hasta 1930.
Sin embargo, es difícil entender qué es la prensa obrera en profundidad sin antes conocer el escenario histórico en el que se veía envuelto Chile para ese entonces. Nuestro país se enfrentaba a la ya renombrada “Cuestión social (1880-1920)”, período conocido con ese nombre ya que consistió en el permanente enfrentamiento de las clases sociales, específicamente la clase obrera o trabajadora y la clase dirigente.
El escenario económico, marcado por un capitalismo totalmente consolidado, llevó al país a la industrialización incipiente, y socialmente hablando a una urbanización descontrolada que empeoró notablemente las condiciones de vida que ya en algunos sectores sociales no eran las mejores. Por último, una clase dirigente que se veía estática ante peticiones obreras y la cual no estaba dispuesta a los cambios que se solicitaban.
Por todo este conjunto de malas organizaciones, nace un movimiento que no soporto más estar en silencio. Los trabajadores alzaron su voz, generándose así organizaciones sindicales y políticas, para crear conciencia entre
Lo que pretendían ésta clase de periódicos era, mas allá de comunicar, instruir a la población obrera, informar de los abusos laborales de los que eran victimas, difundir cultura, moralizar, crear conciencia y un medio que fuera vocero de la clase baja con el cual se sintieran representados.
Este movimiento periodístico no era interesado. Su fin no era el lucro, por lo tanto muy pocas veces en sus páginas había propaganda, motivo por el cual, parte de la empresa periodística de la época, establecía que ésta no podía ser prensa, si no publicaba propagandas de corte político o económico. Quiénes trabajaban en este tipo de periódicos, lo hacían sólo por política propia, ya que no recibían ningún tipo de remuneración. Fue más bien, un servicio más de parte de los periodistas de ese tiempo a la población más vulnerable, motivados por las ganas de querer hacer llegar a la gente apoyo moral y espíritu de lucha por sus derechos y ante el sistema que imperaba.
Los mayores representantes de este movimiento letrado fueron Luís Emilio Recabarren y Alejandro Escobar y Carvallo.
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